Misery loves company

El idioma alemán cuenta con una palabra precisa y brutal: Schadenfreude. Viene de Schaden (“daño”) y Freude (“alegría”), y significa literalmente: alegría por el daño ajeno.


Es ese sentimiento incómodo (y bastante humano) de satisfacción o alivio al ver que a otra persona le va mal… sobre todo cuando, en el fondo, uno piensa: “menos mal que no soy yo”. Parece que ese consuelo nos quitara un peso de encima, como si las miserias propias dolieran menos al verlas reflejadas —o incluso superadas— en los demás.

No implica necesariamente crueldad activa, sino una forma de consuelo comparativo. Si los demás sufren, entonces mi dolor pesa un poco menos. Está muy relacionado con la frase “misery loves company”, pero lleva una vuelta más cínica: no solo quiero compañía en la desgracia… a veces incluso disfruto viéndola desde fuera. Sin que se note, claro.

Los que vimos y disfrutamos la película Reservoir Dogs, de Tarantino, entendimos que la miseria necesita disfraz. Por eso abre su primera película con seis tipos trajeados caminando en cámara lenta al ritmo funky de Little Green Bag.
Estilazo. Pero si prestas atención a la letra, el tono cambia:  "Lookin’ for some happiness, but there is only loneliness to find."
Buscan felicidad, pero solo encuentran soledad.

Es una escena de culto que esconde miserias muy humanas y cotidianas bajo una capa de violencia, ritmo y cinismo. Un baile de perdedores con gafas oscuras.

Esos personajes no tienen nombres reales. Son Mr. Pink, Mr. White, Mr. Blonde… como si ya no fueran personas, sino etiquetas vacías. Lo único que los une no es la camaradería, sino la desconfianza, la violencia y una especie de hermandad de los miserables. Se traicionan, se disparan, se gritan… y aun así, ninguno se va. Porque, en el fondo, misery loves company.

Lo irónico —y brillante— es que la película no trata realmente de un atraco. Trata del desastre emocional que ocurre cuando los rotos se rodean de otros rotos. Cuando el Schadenfreude se convierte en pegamento. Es el consuelo cruel de saber que no eres el único en la ruina.

Porque, aunque lo neguemos, todos hemos sentido alguna vez ese alivio fugaz ante la desgracia ajena.
Una sensación que llega con aire fresco… simplemente porque esta vez, no nos tocó a nosotros.

📘 El Gran Olvido analiza precisamente este tipo de fenómenos —como el Schadenfreude, la miseria compartida o el disfraz social del sufrimiento— desde una perspectiva literaria, histórica y filosófica. A lo largo del libro, se examina cómo la memoria, la tecnología y los relatos culturales moldean no solo nuestra percepción del pasado, sino también nuestra forma de habitar el presente: entre comparaciones silenciosas, consuelos enmascarados y ficciones que nos impiden pensar críticamente lo que somos… y lo que no queremos ver.
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Ale White

Mi Biografía sigue y seguirá en construcción, pero hasta el momento, destaco mi amor por los libros, el conocimiento, las palabras y las conversaciones profundas. Me formé como Ingeniero civil Industrial, con posgrado en Marketing; Diseño industrial y me certifique como Coaching Ejecutivo. Además de formaciones en neurociencia aplicada y escritura creativa, entre otros.

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